Sara Baras, "un corazón que baila su propia música"

La bailaora triunfa en La Unión con su espectáculo Voces, un homenaje a grandes maestros del flamenco como Antonio Gades, Enrique Morente o Carmen Amaya

Salió al escenario pasadas las once de la noche y poco después sonaban en el recinto del Mercado Público las voces de Morente, Antonio Gades, Camarón o Paco de Lucía. Era el esperado homenaje de esta gaditana a los grandes del flamenco. La bailaora derrochó en el escenario de La Unión entrega, tradición, libertad, disciplina... y sobre todo corazón, "un corazón que baila su propia música". Desde el principio hasta el final del espectáculo Voces -el particular homenaje de Sara Baras a los grandes del flamenco- el público llenó con aplausos la Catedral del Cante.

La bailaora recorrió los diferentes palos flamencos con esta obra tipo concierto de un sólo hilo argumental. Siete bailaores, entre ellos José Serrano como artista invitado, y seis músicos, participaron en este potente espectáculo de casi dos horas de duración donde el cante y el toque funcionaron también en perfecta armonía.

Hasta cuatro veces cambió de vestuario la artista en un escenario teatral flanqueado por las imágenes de sus maestros y hecho a la medida de la artista. Voces nace, según la propia Sara Baras, de la necesidad de rendir tributo al arte de estas figuras "que nos dejan una llama que nunca se apagará y nos dan lecciones que marcan un antes y un después en nuestro especial mundo del flamenco".

Al final de su actuación, se dirigió a los asistentes para agradecer la acogida del Festival del Cante de las Minas y de los aficionados de La Unión: "es como volver a casa".

Ver reportaje:
http://www.murcia.com/launion/fotos/2015/sara-baras-cante-de-las-minas/

CATEDRAL DEL CANTE

Poco antes de la actuación de Sara Baras, el alcalde de La Unión, Pedro López Milán, hizo entrega del premio Catedral del Cante al embajador de China en España, Lyu Fan, en reconocimiento a labor de este país en la difusión de la cultura flamenca. El diplomático destacó el creciente interés del pueblo chino por el flamenco, que se traduce también en un elevado número de escuelas distribuidas por las principales ciudades de la República Popular China.

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