Si la falta de inversión en los centros públicos de nuestra región por parte de la Consejería de Educación es una constante, el Colegio Público Santiago Apóstol de Portmán es uno de los ejemplos más sangrantes.
Un centro antiguo que presenta una serie de deficiencias estructurales que van aumentando año tras año gracias a la inacción tanto de la Consejería de Educación como del Ayuntamiento de La Unión.
Es realmente extenso el listado de problemas serios que pueden ser incluso peligrosos tanto para el alumnado como para el colectivo docente.
Presenta una red eléctrica obsoleta, arreglada a base de parches donde los cortes de luz son frecuentes, donde es imposible encender una estufa o un ventilador y donde se suceden antiguos enchufes anulados, canaletas estropeadas y un serio riesgo de averías difíciles de predecir. Vallados peligrosos cortados con alicates quedando trozos de alambre en forma de punta a la altura de los niños y niñas.
Patios sin ninguna sombra en la zona más alta del pueblo sin posibilidad de resguardo, cuestas, bordillos y suelos podridos y que resultan ser un foco de accidentes desde hace años. Paredes con humedades, goteras recurrentes, puertas de los años 70 estropeadas que no encajan y se bloquean dejando al alumnado y al profesorado encerrado. Aseos de infantil en el otro extremo del colegio…
Mención aparte merece la techumbre del colegio siendo de fibrocemento, totalmente deteriorado al estar fuertemente sometido a la erosión y corrosión de la Sierra Minera, observándose el típico color ocre rojizo que caracteriza a la zona y que no consta siquiera en el listado de centros de retirada de este material tan peligroso y dañino para la salud.
Éstas son, a modo rápido, algunas de las deficiencias del centro que, además, son conocidas por la consejera de Educación que, en octubre de 2017 visitó el colegio y se comprometió, incluso a través de las redes sociales, a poner remedios urgentes.
Desde STERM Intersindical denunciamos la falta de voluntad para solucionar de manera efectiva los problemas, la falta de inversión, el maltrato llevado a cabo a la red pública de centros y a las comunidades educativas que conviven en ellos. Una comunidad, que en el caso del CEIP Santiago Apóstol de Portmán, se mantiene unida y realizando un excelente trabajo educativo a pesar de la desidia y abandono de su centro; una comunidad que puede contar con nuestro trabajo y nuestro apoyo.