Francisco José Arcángel Ramos, Arcángel, bajó anoche a la tierra. Del escenario del Cante de las Minas al suelo de la Catedral del Cante, para mezclarse con la gente, con los aficionados al flamenco a los que se ganó con su arte, su elegancia y humildad. Volvía anoche a La Unión con su espectáculo Olor a tierra, una evocación de su infancia en su Huelva natal. Un recorrido por bulerías, seguiriyas, soleares, alegrías, malagueñas, fandangos y tangos. Arcángel se inspiró en este proyecto en la época más clara de su vida.
Empezó la noche con una toná y siguió con soleá y un fandango: "se peleaban en mi mente y el orgullo y el querer, una guerra sin cuartel donde no existía la muerte, sólo existe una mujer". Salió Patricia Guerrero al escenario (Premio Desplante 2007) y el sobrio espectáculo de Arcángel fue creciendo en belleza e intensidad, hasta llegar casi al delirio cuando desapareció de las tablas, rodeó el exterior del Mercado Público y volvió a entrar por la puerta principal. Se paseó entonces entre el público cantando a capela, acompañado de palmas y del baile de Patricia para terminar su viaje con "la bien pagá". La función acabó con cantiñas, bulerías y un último fandango que regaló al público obligado por los aplausos cuando ya había abandonado el escenario.
No se quedó sólo en el cante, Arcángel dio las gracias a La Unión, a los aficionados, al Festival del Cante de las Minas: "sabemos lo que significa La Unión". Anoche era la primera vez que actuaba con un espectáculo propio: "yo quería venir sólo, no porque me moleste nadie, sino porque me da la sensación de que uno no se ha entregado del todo".
El músico hizo todo un alegato en favor del flamenco como parte de nuestra cultura: "a veces parece que no lo reconocemos. Lo importante es llevar la afición al flamenco con dignidad, que nos creamos de una vez por todas que tenemos una gran música. Que nuestros hijos sepan lo que significa. Me duele que un niño conozca a Mikel Jackson y no sepa quien es La Niña de los Peines. Es una labor que debemos hacer todos. Tenemos la esperanza de que el flamenco siga conquistando fronteras y siga conquistando corazones".
El cantaor estuvo acompañado de Dani de Morón y Miguel Ángel Cortés a la guitarra, Antonio y Manuel Saavedra, Los Mellis, se hicieron cargo de los coros y palmas y Agustín Diassera se ocupó de la percusión.
Arcángel ultima estos meses los detalles de su último trabajo que estará listo este otoño. Grabado en directo en tres tablaos emblemáticos, el cantaor ha querido dar un paso atrás en el tiempo para intentar rescatar esa época de los tablaos, "donde tantas figuras del flamenco han nacido y bebido".