El cante y el baile de dos de los primeros espadas de la pasada edición del Cante de las Minas han vuelto esta tarde al escenario improvisado de la Agrupa Vicenta.
En el interior de una de sus galerías, a ochenta metros de profundidad, más de un centenar de personas han podido escuchar los cantes que trajeron las gentes del sur y con los que intentaban paliar el sufrimiento del trabajo. David Lagos ha abierto el espectáculo pasadas las ocho de la tarde interpretando, entre otros palos, una caña, seguiriyas y bulerías, acompañado a la guitarra de su hermano Alfredo.
Tras el cantaor, ha sido el turno de Juan Francisco Montoya Barullo que ha puesto en escena el arte heredado de su abuelo Farruco y su madre La Faraona. El bailaor ha comenzado con un taranto y ha terminado con una bulería por soleá. Acompañaban a Barullo en el cante Antonio Villar, a la guitarra El Ñoño y Manuel Fernández a las palmas. Lagos y Montoya han compartido cante y baile en varios momentos de la gala.
Entre el público se encontraba una invitada de excepción, la bailaora, coreógrafa y actriz, Cristina Hoyos. A ella ha dirigido unas palabras David Lagos para mostrarle su respeto y admiración: "fue una de las primeras personas que confió en mí y me enseño lo importante que es la disciplina, tanto en el arte como en la vida. Iba a cantar por soleá de Jerez pero las voy a cantar de Triana en señal de respeto", ha dicho Lagos antes de iniciar su recital.